Jornadas 53. Cuestiones españolas

El ritmo lento con que se han escrito las primeras páginas de este ensayo y el atropello relativo con que a partir de cierto momento se redactaron, muestra ya que ha habido en el intermedio algún acontecimiento productor de tal censura. En realidad, estas páginas contienen, en embrión, las ideas de varios estudios. Se trata de orientar a los contemporáneos, y acaso a los que les sucedan, hacia una mayor claridad sobre sí mismos, por lo pronto en el terreno de la acción política.

Jornadas 50. Discurso de la novela española contemporánea

La generación del 68. Todo modo —o moda— literario depende de los medios de expresión puestos a su alcance. El trato español contemporáneo, pongamos por ejemplo, nace con la muerte del verso considerado como el vehículo natural del diálogo. La novela contemporánea alcanza su plenitud cuando el empleo de ciertos vocablos, la descripción de situaciones consideradas hasta aquel entonces inconvenientes cobran cédula de vecindad literaria.

Jornadas 51. Dos ensayos sobre la función y la formación del historiador: con unas consideraciones sobre el estado actual de los estudios históricos. (Con otro ensayo de Ramón Iglesia)

Son cada vez más frecuentes las voces de alarma ante las deshumanización, la mecanización, la «industrialización» de los estudios históricos en nuestros días. Voces que proceden de los campos más diversos y que, por fortuna, van ya encontrando eco en los mismos especialistas dedicados a la investigación y a la enseñanza de la historia. «Jornadas» se propone dar cabida en sus páginas a algunos trabajos que reflejan estas nuevas inquietudes, que replantean problemas que la escuela positivista creía definitivamente arrumbados con los trastos viejos: los de teoría de la historia, historiología, filosofía de la historia, o como mejor queramos llamarles.

Jornadas 31. La lección de Varona

Enrique José Varona (1849-1933) cierra, con ademán de maestro, dos ciclos de tensión cubana. Sí, porque no sólo culmina en su obra la marcha del pensamiento filosófico que inicia el padre José Agustín Caballero en los dos años finales del siglo XVIII sino que, fuera de esa zona de cultura, Varona es también el término de una gran tradición: la de los cubanos guiadores, preocupados por la suerte del país. Nos interesa por esa doble significación: la de su enseñanza en filosofía y la de su tesonera actuación pública. En lo primero (hemos de verlo), a pesar de una maciza elaboración, no alcanza hoy mucha vigencia; en lo segundo está vivo su mensaje.
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