Esta obra tiene como objetivo entender un periodo de la historia de México que ha sido desdeñado y sintetizado como “el de la inestabilidad” o, como lo calificó Lucas Alamán, “de las revoluciones de Santa Anna”, aunque es más complicado.

El establecimiento de la república centralista en México, en 1836, fue en realidad el intento urgente de resolver el fracaso del federalismo de 1824, el segundo experimento que buscaba encontrar una fórmula constitucional adecuada para constituir el nuevo Estado después del fracaso del Imperio. El federalismo se había establecido con optimismo, más los estados, empeñados en impedir que la ciudad de México siguiera dominando como durante el Virreinato, le arrebataron al gobierno federal los principales impuestos, dejándole sólo algunos especiales y el producto de las aduanas, lo que lo convirtió en un gobierno débil.

Resulta un error simplista considerar el centralismo como conservador, promovido por el Ejército y la Iglesia, cuando todas las evidencias nos dicen que estas corporaciones no eran monolíticas y padecían de las divisiones de la clase política. Las repúblicas centralistas fueron liberales centralistas, favorecidas por el liberalismo europeo. La Constitución de 1836 estableció que el gobierno nacional administraría todos los ingresos del país directamente, pero mantuvo la representación ciudadana, aunque la limitó con un voto censitario, restringido a los que pagaban impuestos, y mantuvo la división de poderes. Estableció el cuarto poder, el “Conservador”, para vigilar el desempeño de los otros tres.
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2021
Cuando las naves capitaneadas por Cristóbal Colón entraron a las aguas del mar Caribe, se inició uno de los procesos de aculturación inducida más complejos del planeta. Esta obra traza la continuidad de ese proceso efectuada a través de las políticas estatales implementadas en América Latina en relación con los pueblos indígenas. El indigenismo, como se conoció esa política, reconoce su origen en el Primer Congreso Indigenista Interamericano celebrado en la ciudad de Pátzcuaro, México, en 1940. Allí se sentaron las bases de instituciones y agencias gubernamentales que estarían atentas a la implementación de acciones orientadas hacia las poblaciones originarias.

En este libro se exponen las claves históricas del indigenismo latinoamericano a través del estudio de los casos en México, Guatemala, Ecuador y Perú. A partir de estas experiencias, se reflexiona sobre la conflictiva relación entre los postulados y las políticas indigenistas, por un lado, y los procesos de construcción de Estados-nación, urgidos de afianzar culturas nacionales homogéneas, por otro.
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2021
Este libro trata de las expediciones arqueológicas a la península de Yucatán que fueron financiadas por fondos estadounidenses a partir de los años ochenta del siglo xix en particular aquéllas oriundas del área Cambridge-Boston, luego continuadas, entre 1923 y 1940, por la Carnegie Institution de Washington, bajo el parteaguas de la “arqueología científica”. El argumento base que postula esta investigación es que la construcción geográfica y conceptual del “Área Maya”, iniciada por un grupo de anticuarios-coleccionistas y empresarios académicos del área de Boston-Cambridge, fue fundamental para el desarrollo de la arqueología (y la antropología) en Estados Unidos. La publicación de un libro que narraba las exportaciones a Harvard de especímenes arqueológicos retirados del fondo del Cenote Sagrado de Chichén Itzá por el excónsul estadounidense Edward H. Thompson, que coincidió con la pugna del gobierno del general Calles con el de Estados Unidos, provocó un terremoto político que cerró los espacios para la arqueología estadounidense en México, en momentos en los que la Segunda Guerra Mundial alteraba radicalmente las prioridades científicas de Washington.
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2021
Estas páginas exhiben mundos que compartieron una realidad común a la sombra de las monarquías de España y de Portugal, una realidad a escala planetaria que en su momento fue toda una novedad en la historia de la humanidad. Convencidos de la necesidad de superar la simple adición de relatos de índole nacional, genealógica o esencialista, los autores develan los vínculos interoceánicos que durante siglos conectaron esos mundos y las sociedades que los habitaron. No obstante, la variedad y especificidad de los desarrollos locales, esta obra pone en relieve los rasgos característicos de los reinos, provincias y señoríos que forjaron una cultura y un mismo sentir. Hay rastros de esos mundos ibéricos que están aún presentes; sus herencias los definen y forman parte del patrimonio de grupos y personas en territorios de América, Europa, Asia y África.
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2021
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