Mirada de simpatía, también de curiosidad sana. El Caribe es algo más, mucho más que una sarta de gemas o islas desprendidas y cercanas en un mar que baña tres mundos. ¿Desprendidas? Diríase que al soltarse de la tierra americana, en un tiempo muy lejano, no pretendían las Antillas solamente una afirmación geológica, sino además aproximarse a las costas de África y Europa y hacer una llamada a sus gentes; llamada bien atendida desde el siglo XVI. Por eso el Caribe es lo que es y tiene una personalidad muy suya, llena de las promesas de 3 culturas. Dos de éstas, interrumpiendo su lenta y clara fusión en las islas antillanas, se encuentran hoy en fricción natural que, si puede suavizar las aristas, quizá ello no aporte una ganancia sustancial a la individualidad puertorriqueña, bien que lleve a la Isla interesantes avances materiales y asegure las nobles conquistas de progreso y tolerancia.